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Activistas chilenos LGTB se oponen al ‘pinkwashing’ para lavar la imagen israelí

Activistas chilenos LGTB se oponen al ‘pinkwashing’ para lavar la imagen israelí

Sentitzen dugu, baina sarrera hau Espainiera (Europa) bakarrik dago.

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Entre el 17 de octubre y 2 de noviembre del año en curso, se llevará a cabo en la ciudad de Santiago de Chile un festival de cine LGBTI (lésbico, gay, transexual e intersexual) organizado por el MOVILH, actividad que ciertamente celebramos. Sin embargo, la Embajada de Israel figura como colaboradora en la organización de la actividad. Los abajo firmantes llamamos al Boicot del festival de cine mientras Israel no sea excluido de la organización de éste.

Chile Pinkwashing

Activistas chilenos por el BDS y por los derechos LGTBIQ se oponen a la utilización de su lucha para lavar la imagen del Estado israelí (estrategia conocida como pinkwashing, lavado rosa).

El pasado lunes 22 de septiembre, las/os activistas chilenas/os de la Campaña Palestina por el Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel (BDS-CHILE), escribieron un correo electrónico al MOVILH al enterarse de la colaboración de Israel, a través de su Embajada, en el festival de cine LGBTI que el MOVILH organiza. En este correo, se solicitaba una reunión con ellos para conversar sobre los motivos por los cuales se debe boicotear al Estado de Israel y, por ende, no trabajar con éste mientras no se allane a respetar el derecho internacional. Esta petición no sólo ha sido desatendida hasta la fecha, sino que además ante la publicación, con fecha 26 de septiembre, por el medio El Quinto Poder de la columna MOVILH: contradicciones a pantalla gigante de autoría del destacado activista de la diversidad sexual, Elías Jiménez, donde expresa la contradicción que implica ser una organización de la sociedad civil chilena dedicada a la defensa y promoción de los derechos humanos de la diversidad sexual y, al mismo tiempo, trabajar de la mano con un Estado que viola los derechos humanos de manera sistemática y grave, y las reacciones que ésta suscitó en Twitter, donde el MOVILH fue interpelado a través de distintos usuarios, respondiendo escuetamente que no reciben financiamiento de Israel y que se están limitando a exhibir las películas que les han facilitado sus amigos de la Comunidad Judía. Al mismo tiempo, Rolando Jiménez, representante del MOVILH, a través de su cuenta personal, destacó la participación de 17 países en el festival, “aunque moleste a radicales y censuradores”. Quien sí atacó directamente a Elías Jiménez, fue Hod-Chile, desconocido grupo sionista hasta ahora en el mundo LGBTI, quienes también figuran como colaboradores de este festival. Hod llegó al patético extremo de “advertir” a Elías Jiménez que lo acusarían a la Mesa por la Diversidad Sexual.

En virtud de lo anterior, las/os abajo firmantes, queremos aclarar que el BDS no es en lo absoluto un movimiento que pretenda boicotear al pueblo judío ni colectivamente ni a sus integrantes, por las siguientes razones:

  • El BDS es un movimiento de resistencia pacífica palestina que, inspirado en el boicot que otrora se hiciera para echar abajo la Sudáfrica del Apartheid, llama a todas/os las/os ciudadanas/os conscientes del mundo a no normalizar la imagen de Israel; es decir, a no mantener relaciones normales con un Estado que viola en forma sistemática y grave los derechos humanos del pueblo palestino, con el objetivo de aislar internacionalmente a ese Estado y exhortarlo así a respetar el orden humanitario internacional;
  • Muchas/os judías/os de todas partes del mundo engrosan las filas del BDS. Simbólicamente podríamos citar el caso del aclamado académico israelí Ilan Pappe, quien es el precursor de la iniciativa Boicot desde dentro, que pretende implementar el Boicot a Israel desde Israel mismo. Asimismo, la académica estadounidense de origen judío, Judith Butler, una de las principales teóricas del feminismo y de la teoría queer, fue también una de las primeras académicas del mundo en suscribir la campaña BDS;
  • El BDS es una campaña internacional que pretende estrechar lazos con toda entidad ciudadana abocada a la defensa y promoción de los derechos humanos. Así lo han entendido activistas LGBTI de todas partes del mundo, quienes han llamado a boicotear a Israel pues les indigna la utilización cínica que hace Israel de la lucha por los derechos plenos de la diversidad sexual para maquillar la limpieza étnica que efectúa en contra del pueblo palestino, que en el concierto internacional se denomina pinkwashing, concepto que significaría “lavado rosa”, y que quiere significar el lavado de imagen que hace Israel para desmarcarse de sus crímenes promoviendo una imagen de país diverso y promotor de los derechos humanos, cuando todos los organismos internacionales de derechos humanos indican que no es así;
  • El BDS busca presionar al Estado de Israel para que cumpla con el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos en tanto potencia ocupante en Gaza y Cisjordania. Se busca boicotear a Israel como respuesta al régimen de Apartheid que representa. Israel es un Apartheid porque ha instalado en tierra palestina un régimen de segregación basado en etnia, lengua y religión. En primer lugar, su propia definición como Estado lo hace tal. Israel se proclama a sí mismo como el Estado judío, el Estado de todos los judíos del mundo, no el Estado de los habitantes de la tierra que ocupa. La ciudadanía es una sola, la israelí. Pero las nacionalidades son varias, porque el país pertenece a la Nación judía, por lo tanto, los habitantes no judíos, viven bajo un régimen distinto que el de los judíos: “la situación especial de la nacionalidad judía ha sido una manera de socavar los derechos de ciudadanía de los no judíos en Israel, especialmente para el quinto de la población que es árabe. Alrededor de 30 leyes en Israel privilegian específicamente a los judíos, en especial en las áreas de los derechos de emigración, la naturalización, el acceso a la tierra y el empleo”;
  • El BDS buscar presionar a Israel ante lo ineficaces que han salido las soluciones diplomáticas para ofrecer una salida al “conflicto” (aunque preferimos la denominación “dominación colonial”) respetuosa de la normativa internacional. Entre la normativa internacional violada manifiestamente por Israel, tanto en Israel como en Territorios Ocupados palestinos, podemos citar la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención de los Derechos del Niño; la Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes; la Convención para la Eliminación de la Discriminación en contra de la Mujer; etc. Asimismo, Resoluciones de las Naciones Unidas, entre las cuales destacan la Resolución 194 (adoptada por la Asamblea General del organismo el 11 /12/1948), la cual establece que los refugiados tienen derecho a regresar a sus casas, ahora en territorio de Israel, o a recibir una compensación económica si no desean volver; la Resolución 242 (adoptada por el Consejo de Seguridad del organismo el 22/11/1967) que pide la retirada de Israel de los territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días y “el reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los estados de la región y su derecho a vivir en paz”; la Resolución 338 (adoptada por el Consejo de Seguridad el 22/10/1973) que confirma la validez de la Resolución 242 y recomienda el alto al fuego y el inicio de las negociaciones en vista de “instaurar una paz justa y duradera en el Oriente Medio”;
  • El BDS es un movimiento que persigue sanciones a Israel dada la responsabilidad que le cabe como autor en la comisión de crímenes de lesa humanidad cometidos desde su creación, que dado el escenario internacional post Guerra Fría dominado por Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, nunca han sido conocidos y juzgados por un tribunal institucional, pese a que, por ejemplo, el último ataque militar aéreo y terrestre israelí sobre Gaza, de 50 días de duración, resultó en: la muerte de 2.188 palestinos, al menos 1.658 de los cuales eran civiles; 11.231 civiles heridos; daños a 18.000 viviendas (13% del total de viviendas disponibles en Gaza fue destruida total o parcialmente); el desplazamiento interno de unas 110.000 personas civiles; la destrucción total de ocho centros médicos y daños a muchos otros, de tal manera que 17 de los 32 hospitales fueron dañados y seis cerraron como resultado; la destrucción masiva de las instalaciones de agua resultando en unos 450.000 civiles que no pueden acceder a los suministros de agua municipales; la destrucción de las instalaciones de la única planta eléctrica de Gaza dejando a toda la Franja sin electricidad por aproximadamente 20 horas por día, lo cual produce un impacto profundo en el tratamiento de aguas, suministro de alimentos y la capacidad de las instalaciones médicas para tratar a los heridos y desplazados; numerosos ataques y destrucción a infraestructura de la ONU, incluyendo tres escuelas de la UNRWA que estaban siendo utilizadas como centros temporales de refugio; la destrucción total de unos 128 negocios y aproximadamente 550 millones de dólares en daños causados a las tierras agrícolas y la ganadería; ataques a la propiedad cultural y religiosa; y, por último, 373.000 niños que necesitan apoyo psicosocial directo y especializado. El ataque fue generalizado y sistemático y constituye una violación flagrante del IV Convenio de Ginebra para la protección de civiles en tiempos de guerra. La Autoridad Palestina estima que se requieren US $ 7,8 mil millones para reparar los daños causados a la infraestructura civil y estatal. La Comunidad Judía de Chile, los amigos del MOVILH en sus propias palabras, apoyó este ataque reiterada y públicamente;
  • Por último, dado nuestro compromiso pleno con el trabajo por la igualdad de derechos de las mujeres y de las personas de la diversidad sexual, tanto en Chile como en el mundo, queremos reafirmar la idea de que los derechos de esta población (más de la mitad de la humanidad) se ven afectados, arbitraria y desgraciadamente, en todo el mundo hasta el día de hoy. El patriarcado, la misoginia, el falocentrismo y la heteronormatividad no son patrimonio exclusivo ni de oriente ni de occidente. La violencia sexual es un discurso, y una práctica a la vez, con la cual nos enfrentamos cotidianamente acá mismo en Chile, donde el joven Daniel Zamudio fue salvajemente asesinado hace dos años por ser homosexual. Las tres religiones monoteístas, el cristianismo, el judaísmo y el Islam, en sus vertientes más conservadoras, promueven e imponen una visión de la vida basadas en un orden natural que quienes no tenemos fe no tenemos por qué compartir y quienes sí tienen no necesariamente adoptan, y si adoptaran, no pueden imponérsela a los demás: eso se llama Estado laico, democracia, y derechos humanos, que son universales, son el mínimo común denominador, son “un piso mínimo”. Israel, en tanto Estado judío, no es un Estado laico. Israel no ha reconocido el matrimonio igualitario. A mayor abundamiento, ¿son más importantes los derechos del mundo LGTBI judío que del mundo LGTBI palestino?

En vista de estos argumentos, hacemos un llamado a:

  • Las entidades que organizan, financian y colaboran en la actividad en conjunto con el MOVILH y con la Embajada de Israel a quitar su apoyo a la misma mientras la Embajada de Israel siga en la organización;
  • La sociedad chilena en general y particularmente a todos quienes hagan de la defensa y promoción de los derechos humanos su labor cotidiana, a plegarse al llamado de la campaña BDS y en consecuencia a boicotear pacíficamente (no asistiendo al Festival y sobre todo dando a conocer las razones de por qué no asistir por todos los canales de comunicación disponibles) el festival de cine organizado por el MOVILH mientras la Embajada de Israel siga siendo una de las instituciones que organizan la actividad.
 BDS Chile.
Adhieren

MUMS (Movimiento por la Diversidad Sexual);
Pedro Lemebel, artista visual y escritor;
Faride Zerán, Premio Nacional de Periodismo
Víctor Hugo Robles, periodista, apóstata y activista de la diversidad sexual, conocido como “El Che de los Gays”;
Sergio Trabucco, cineasta
Karol Cariola, H. Diputada de la República;
Melissa Sepúlveda, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH);
Lorenza Soto, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES);
Eloísa González, ex vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES);
Claudio Narea, músico;
Kena Lorenzini, feminista, fotógrafa y psicóloga;
Juan Pablo Sutherland, escritor, académico de la Universidad de Chile, y activista marica;
Felipe Rivas, artista visual y activista disidente sexual, miembrx de CUDS;
Sergio Grez, historiador, académico de la Universidad de Chile;
Nadia Prado, escritora;
Malú Urriola, poeta;
Tanya Peralta, magíster en literatura, docente, lesbiana y feminista;
Bárbara Sepúlveda, militante comunista y feminista;
Luna Folegatti, historiadora, doctoranda de la Universidad de Chile, Movimiento Alzada Feminista;
Camila Vega, licenciada en sociología y Vicepresidenta del Observatorio contra el Acoso Callejero (OCAC);
Dayana Barrios, activista para la erradicación de la violencia de género;
Pablo Rivas, sociólogo y cineasta, master en cine de la Sorbona;
Marcelo Piña, documentalista y productor;
Moisés Scherman, economista;
Helene Herting, socióloga, judía antisionista;
Elizabeth Collingwood-Selby, filósofa;
Eugenia Prado, escritora y diseñadora;
José Salomón, académico y escritor;
Luis Jaqui, administrador público, integrante de Convergencia de Izquierda y Los 12 Puntos;
Karen Hermosilla, periodista, integrante de Convergencia de Izquierda y Los 12 Puntos;
Cristina Azócar, artista fotógrafa;
Marina Arrate, poeta y psicóloga;
Mane Adaro, curadora;
Willy Thayer, filósofo;
Lina Meruane, escritora y docente;
Carmen Soria, ciudadana;
Carlos Casanova, filósofo, académico de la UMCE;
Miguel Ruiz, filósofo, académico de la Universidad de Chile;
Rebeca Errázuriz, socióloga;
Francisca Garat, socióloga, integrante del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, CENDA;
Víctor González, sociólogo y académico de la Universidad Arcis, poeta, escritor;
Cecilia Baeza, politóloga y docente en la Fundación Getulio Vargas, São Paulo;
Rodrigo Karmy, filósofo, académico de la Universidad de Chile;
Camila Stipo, licenciada en historia, estudiante de filosofía;
Javiera Bonnefoy, socióloga, doctora en sociología EHESS-Paris;
Malena Bastías, socióloga, master en mediación cultural Sorbonne-Nouvelle, París;
Mauricio Amar, sociólogo;
Javiera Vallejo, periodista;
Karin Baeza, socióloga, master en ciencias sociales EHESS-París;
Alonso Azócar, académico de la Universidad de La Frontera (UFRO);
Yuri Vásquez, abogado.
Manuela Infante, directora teatral
Manuel Garate. Historiador y cientista político
Perico Villagra Cordero, ciudadano
Leonardo Vilches, militante comunista

 

Fuente: Llamado al boicot del Festival de Cine LGBTI mientras el estado criminal de Israel figure como uno de los organizadores de la actividad, BDS Chile, 17/10/2014.

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