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Carta a Javier Limón: Palestina no necesita caridad sino justicia

Carta a Javier Limón: Palestina no necesita caridad sino justicia

Sentitzen dugu, baina sarrera hau Espainiera (Europa) bakarrik dago.

Sentitzen dugu, baina sarrera hau Espainiera (Europa) bakarrik dago.

Carta del grupo de BDS Cultural de la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) dirigida a Javier Limón, al que se le pidió que, junto con otros y otras artistas, cancelaran las actuaciones previstas en el festival de Ashdod, el próximo 10 de junio. Marinah, la excantante de Ojos de Brujo, canceló su concierto en solidaridad con el pueblo palestino.
Ashdod 2015

Actuar en el Festival Mediterranée de Ashdod contribuye a normalizar el apartheid israelí.

A la atención de Javier Limón,

No dudamos de tu compromiso con la causa palestina, pero no compartimos tu visión sobre las posibles soluciones, ya que los hechos han demostrado exhaustivamente que no se resuelve la ocupación y colonización de Palestina con “negociaciones de paz”, “el diálogo” o “tendiendo puentes” entre unas pocas personas con muy buena voluntad pero sin poder ninguno. Por otro lado, con vuestra participación en el festival de Ashdod difícilmente podéis tender ningún puente, ya que una parte, la palestina, ni siquiera puede acudir; y la otra, dentro de la cual está una mayoría que apoyaba y jaleaba los bombardeos sobre Gaza, recibe el mensaje de que pueden continuar con sus agresiones porque no sufren ninguna sanción ni rechazo.

Todas esas “soluciones” que compartes construyen una cortina de humo que impide mostrar al responsable y tomar medidas efectivas. Porque, aunque tú nunca lo mencionas, Israel (o el sionismo, como prefieras), es el agresor y Palestina la víctima. La lógica más elemental y los hechos nos demuestran que nunca puede haber diálogo entre ocupante y ocupado, entre agresor y víctima, ni al agresor se le puede convencer con buenas palabras. Si no se actúa con sanciones, si no se le obliga a reparar el daño causado ni se toman medidas para que cesen definitivamente sus agresiones, éstas serán cada vez más graves, como está ocurriendo en Palestina.

Así, mientras nos distraen y confunden con propuestas “equidistantes”, Israel arrasa Gaza y asesina a sus habitantes con sus bombas y el ilegal bloqueo, aumenta las demoliciones de casas palestinas y los asentamientos en tierra robada, las agresiones de colonos y ejército israelí, las detenciones masivas ilegales, etc.

Gracias a la coartada que le ofrecen las negociaciones, diálogos, o la “necesidad de no romper puentes”, la política israelí es cada día más letal para la población palestina y para el resto del mundo. También para los derechos humanos y la justicia universal, al ignorar (y atacar) a la ONU y los tribunales de justicia internacionales.

“El problema” no se resuelve debido a la impunidad de que goza Israel. A ningún otro país se le permite actuar así. Las agresiones de Israel son cada día mayores y más graves porque sabe que puede hacer todo lo que quiera, puede violar diariamente todos los derechos humanos, puede saltarse todas las leyes internacionales, puede cometer crímenes contra la humanidad, practicar el apartheid y mostrarse claramente racista sin que tenga que responder por ello ni pagar ningún precio.

Pero no estamos ante un “problema de difícil solución”. Estamos ante una ocupación militar colonial de Palestina por Israel, quien aplica una limpieza étnica continuada de la población nativa desde su creación, y la justifica, contra toda lógica, con su derecho a la “seguridad y autodefensa”.

Consigue, además, que no se le reconozcan estos derechos a la población palestina cuando, por ser la agredida y ocupada, es quien, según las normas internacionales, tiene derecho a defenderse como considere oportuno frente a los ataques de la potencia ocupante.

Hay solución y es fácil, lógica y justa: obligar a Israel a cumplir las leyes internacionales y las resoluciones de la ONU, impedir que continúe violando los derechos humanos, sancionarle, juzgarle por sus crímenes y exigir las indemnizaciones correspondientes. Ayudaría a resolver “el problema” el que los cómplices voluntarios, o involuntarios, con su “equidistancia”, dejaran de apoyarle y de colaborar en la utilización política de la cultura y el deporte para tapar los crímenes de Israel.

Palestina no necesita caridad sino justicia

La población palestina no es una población “desfavorecida”, no es víctima de un terremoto o algún otro desastre provocado por la naturaleza a la que hay que ayudar, sino una población ocupada, discriminada y agredida de todas las formas posibles desde hace 67 años por el estado sionista de Israel, gracias al apoyo cómplice de Europa y EEUU.

Afirmas que tu compromiso con la causa palestina es firme, reconoces y denuncias la falta de libertad de la población palestina. Pero difícilmente se puede apoyar de forma efectiva si no se tiene claro que quien ha creado el problema y lo mantiene es el estado sionista de Israel. No se puede ignorar —porque está bien documentado y denunciado por todo tipo de organismos internacionales— que Israel fue creado hace 67 años por el movimiento sionista en una tierra ya habitada, Palestina, expulsando y asesinando a la población nativa para así crear un país exclusivamente para judíos, y en ello sigue para conseguir su objetivo del Gran Israel.

Ante la complicidad de gobiernos e instituciones, consideramos que las únicas iniciativas válidas son las que apoyan la campaña BDS. Está demostrado que la “equidistancia”, el intento de ser neutral ante lo que se considera un conflicto en lugar de una ocupación colonial siempre se traduce, en la práctica, en un apoyo a Israel, y lamentamos comprobar que así ha ocurrido hasta ahora con tus iniciativas:

  • A pesar de que la población palestina lleva años pidiendo que no se actúe en Israel, has organizado actuaciones en Israel de casi todos los artistas a los que representas o con los que tienes relación, y ninguna en Palestina.
  • Apoyas la música mediterránea pero fundamentalmente promocionas las artistas israelíes.
  • Organizas proyectos conjuntos como Promesas de tierra, pero los palestinos tocan en la Casa Árabe y las israelíes en la Casa Sefarad-Israel, patrocinadas por la embajada israelí. Y únicamente las israelíes tocan en salas comerciales promocionando sus discos.
  • En el disco Mujeres de agua con selección de música mediterránea para apoyar a las mujeres iraníes, participa una cantante israelí pero ninguna palestina. Ningún proyecto específico para apoyar a las mujeres palestinas.
  • El proyecto conjunto Promesas de tierra, que nació cuando oíste tocar a un músico palestino, ya no es un proyecto conjunto cuando lo presentas en Israel. Ninguna referencia a la música palestina, ningún músico palestino ni árabe en Asdhod.

Por todo ello, te pedimos una vez más que, si quieres apoyar la causa palestina y contribuir a una paz justa, no actúes en Ashdod.

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