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Presentación

Enero 2010, Madrid.

Estamos cerca de que se cumpla un año desde el último brutal ataque militar de Israel contra la Franja de Gaza. Hasta ahora, los autores materiales o intelectuales de ese ataque están muy lejos de ser llevados a juicio por sus crímenes. De hecho, en los últimos meses, algunos gobiernos europeos, incluido el español, han aprobado leyes que limitan la aplicación de la jurisdicción universal, que permite juzgar a una persona por crímenes contra la Humanidad aunque no los haya cometido en el país en el que se la juzga. Además, la Unión Europea está en vías de ampliar su acuerdo preferencial con Israel, un acuerdo del que éste deriva enormes ventajas económicas.

Debido a la situación jurídica de Israel, resulta muy difícil para los palestinos conseguir justicia en los tribunales de ese país, aún en el caso de que consigan los recursos para llevar sus casos ante ellos. Israel no es sólo el país del planeta que más resoluciones de la ONU incumple de forma sistemática, sino que contraviene también tratados internacionales y acuerdos como la Convención de Ginebra, todo lo que se ha llamado Derecho Internacional. El actual régimen jurídico israelí, en su legislación y su jurisprudencia, mantiene e institucionaliza la ocupación ilegal, así como la exclusión de los palestinos del interior, perpetúa la indefensión de los palestinos de los campos de refugiados negándoles el derecho de retorno y legaliza la tortura y el bombardeo indiscriminado de civiles a cambio de “obtener una ventaja militar adecuada”. El actual comportamiento del estado de Israel socava cualquier aspiración de justicia universal y convierte a la Corte Penal Internacional en una farsa que sirve sólo para juzgar a “perdedores”.

Israel mantiene en el limbo no sólo a los palestinos de los Territorios Ocupados, también de forma creciente a los palestinos del interior del estado de Israel (a cuyas formaciones políticas se prohibió participar en las últimas elecciones) y además a todos los palestinos de la diáspora que viven en campos de refugiados en Jordania, Líbano y Siria. Todos los campos de refugiados palestinos, en los Territorios y fuera de ellos, están regulados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, que en este momento se halla en tal estado de endeudamiento, debido a la falta de contribuciones por parte de los países miembros de la ONU, que hace meses que no paga a sus empleados responsables de los servicios de salud y educación en los campos, y hasta el tamaño de las raciones de alimentos que se distribuyen ha tenido que reducirse por falta de fondos.
Con esto queremos decir que es urgente pasar a la acción, porque está en juego no sólo el destino de un pueblo sino hasta su propia supervivencia.

A pesar de la ley limitadora de la jurisdicción universal, en el caso de España existe el marco legal creado por el preámbulo y los artículos 10 y 96 de la Constitución, en los que se establece la obligación de España de cumplir con los tratados internacionales firmados y de aplicar las normas del Derecho Internacional. Por lo tanto, España sigue teniendo la obligación de llevar a Israel a los tribunales.
Ante esta situación, en la que los poderes nacionales y supranacionales actúan de facto como cómplices del estado de Israel, creemos que debemos ser las personas de a pie quienes trabajemos para lograr una paz justa, (lo cual no significa adoptar una postura equidistante y pensar que ambas partes son igualmente responsables).

Proponemos seguir la iniciativa surgida desde 2004 de la sociedad civil palestina de aplicar al estado de Israel una campaña de boicot, sanciones y desinversión (BDS por sus siglas en inglés). No estamos contra los judíos ni contra los ciudadanos del estado de Israel, pues entre ellos hay quienes luchan por las mismas metas. Nuestro objetivo es derribar esa ideología sionista que mantiene a un pueblo prisionero en su tierra mientras la explota en su propio beneficio, al tiempo que ese pueblo permanece sojuzgado, sin derecho al agua, a la tierra ni a un destino propio como personas y como pueblo. Los objetivos del boicot son que Israel se retire de todos los territorios ocupados en 1967, incluido Jerusalén Este, que desmantele todos sus asentamientos establecidos en esos territorios, que obedezca las resoluciones de Naciones Unidas relativas a la restitución de derechos de los refugiados palestinos y que acabe con su sistema de apartheid.

Creemos en el boicot como herramienta de acción política que puede aglutinar a personas muy diversas, pero interesadas más en lo que las une que en lo que las separa. Para nosotros, esta campaña es el mejor camino para destrabar la actual situación de genocidio e ignominia. Además, dado que el “problema palestino” es una consecuencia de las acciones de las potencias occidentales, todas y todos debemos colaborar para que se llegue a una solución justa y humana. Queremos que en este boicot participe el mayor número de personas posibles, pues en eso radica la fuerza de esta arma no-violenta.

Hemos creado esta página web a fin de aglutinar a las personas que están luchando por la campaña, para proporcionar herramientas, compartir ideas e iniciativas, visibilizar acciones: informa, haz campañas o acciones, difunde, traduce, escribe cartas, inventa nuevas formas de boicot, recoge información, cuestiona el comportamiento de tu banco, tu supermercado, tus líderes políticos, tus representantes, tu sindicato, tus cantantes o equipos favoritos. Pon un banner en tu blog, saca el tema en foros de internet, haz preguntas incómodas siempre que haya una ocasión de que sean escuchadas.

Pon el boicot en tu vida, y en la de muchas personas.

Contribuye a derribar el Muro de la Vergüenza.

Por la justicia universal, que Israel pague por sus crímenes.

Contra la supremacía judía, y contra cualquier otra, boicot, sanciones, desinversión.

Contra el colonialismo sionista, boicot, sanciones, desinversión.

Contra la hipocresía de los gobiernos, boicot, sanciones, desinversión.

Que nadie pueda decir que no sabe de qué va esto.

Por una democracia real, boicot popular.